viernes, 26 de enero de 2007

Hace un frío helador


Nos lo venían avisando y aquí está, ha llegado el frío helador. Mi cuerpo está frío, muy frío; mis manos, mis pies, mis orejas y mi corazón, mi corazón también. El frío de mi corazón no viene del clima, ¿o quizás sí?. Desde luego no viene del clima "metereológico", viene del clima personal, del clima social, del clima político, del clima humano.
A nivel personal, últimamente he vivido situaciones con los amigos, con la pareja, con la familia, que han helado mi corazón.
A nivel social, seguimos viendo largas colas de inmigrantes para conseguir un papel, vemos cómo se convive con la vilencia de género, vemos (los que bajamos a nivel de calle) a las personas excluídas sin esperanzas, vemos cómo el desánimo y sobre todo, la pérdida de la utopía alargan su sombra entre las personas que en otro tiempo aún creían en la lucha.
A nivel político, he dicho... ¿político?. Vamos a ver, vamos a dejarnos de que todo es política, que lo es, y que pasamos de la política, porque no es cierto; el ambiente político está crispado en el Estado español, más bien nos tienen crispados los políticos que representan a los grandes partidos del Estado español. Parece que cada semana, quincena o mes, se levantan preguntándose ¿hoy, qué toca?. Una temporada de corrupción urbanística, una larga temporada de terrorismo, otra temporada de... Como que ya vale; a la gente de la calle nos preocupa la salud, la educación, el acceso a la vivienda, la protección del medio ambiente... No voy a descender a la realidad de Aragón porque aunque suene mal, el futuro de mi poco poblado país les interesa poco a casi todos.
El clima humano, que es la suma de muchos climas, está helado y lo que es peor, cada vez hay menos personas que están dispuestas a acercarse o arrimarse al que tiene alrededor para darnos calor mútuamente.
Por favor, perdonad mi frío existencial, pero necesito una estufa y a ser posible, humana.

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