jueves, 25 de enero de 2007

El comienzo del recrear


Hoy me acaban de entregar la nómina de mes de enero, no sería nada destacable si no fuera por la ansiedad que me ha creado el comprobar cuánto ha subido lo que voy a cobrar en este nuevo año.
Creo que me conviene no entrar en este estado de ansiedad; al fin y al cabo soy un privilegiado, no puedo quejarme si tengo un trabajo que me gusta y además, cobro más de lo que la media "no oficial" cobra. Conviene aclarar lo me la media "no oficial" ya que según las estadísticas oficiales manejadas, y nunca mejor dicho, yo cobraría menos que el promedio zaragozano, aragonés, español, europeo, mundial (del norte).
Otro tema sería si habláramos de la igualdad de salario a igual puesto de trabajo; tema tan cacareado y aireado por los mundillos progres que me rodean. En mi círculo esto no se cumple y la verdad, me fastidia mucho. Me siento perjudicado, no solo porque cobro menos a igual puesto, si no porque mis "colegas" son de los que cacarean de tan sublime igualdad. Perjudicado pues, en lo económico y en lo moral.
En lo económico, el perjuicio es presente y futuro; en la actualidad cobro menos que mis iguales y en el futuro, mi cotización a la Seguridad Social me augura un colchón económico algo más incómodo que el de ellos.
Y yo me pregunto, ¿para qué narices me dan una nómina que en lugar de animarme me cabrea? ¿Por qué me quejo si soy un privilegiado entre los mortales? ¿Mis camaradas son iguales? ¿Acaso son mortales?
Voy a seguir cobrando, quiero decir trabajando, porque tengo que seguir pagando la casa, el coche y la medicación ansiolítica que tan poco éxito tiene cuando de hablar de dinero se trata.
Perdonad esta divagación, pero me siento afortunado en mi miseria.

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