miércoles, 25 de febrero de 2009

De las sombras y las nubes, a la luz y al azul.

El invierno, muchas veces, se hace largo, frío, tedioso..., y este año está siendo especialmente triste, oscuro y... largo, frío y tedioso. Pero por fin, al final de un largo periodo, el sol ha vuelto a salir con fuerza, el cielo azul y brillante de Zaragoza ha triunfado sobre unas nubes plomizas, pesadas, negativas, que han amargado a los habitantes de esta ciudad.

Igualmente, después de un largo periodo de silencio, he retornado a mi espacio particular que representa esta página; hace ya muchos meses que no escribo y la última vez que lo hice, una vez que he vuelto a leer y releer la última entrada, me da la impresión que dejé una estela de tristeza y despedida. No quiero que mi despedida sea de este modo; de hecho, no quiero despedirme porque supondría despedirme de mí mismo y la verdad, me encuentro muy contento conmigo mismo y me gusta acompañarme más tiempo en esta aventura vital.

Yo no sé, en algunas ocasiones, porqué suceden las cosas o porqué no suceden y la verdad, no tengo ninguna vocación divina de controlar lo que pasa, pero sí me gusta dar vueltas a lo que hago, saber porqué hago o no hago una cosa u otra. Durante el tiempo que ha pasado desde agosto hasta el día de hoy, han pasado muchas cosas pero sobretodo he conocido a muchas personas; han sido unos meses de moverme, de experimentar, de arriesgar, y creo que al final ha sido muy positivo. Soy capaz de tomar decisiones que antes no tomaba, soy capaz de rechazar situaciones que antes no lo hacía y lo que es más importante, soy capaz de seguir creyendo en todo lo que brilla y embruja.

Ayer, una persona muy especial para mí, me preguntaba si yo me obsesionaba; al principio no entendí muy bien a qué se refería, pero sí que sentí en esa pregunta una búsqueda de respuesta que tuviera que ver con dejar fluir las cosas con naturalidad. Realmente no me obsesiono, sí que me tomo las cosas en serio y a las personas también me las tomo en serio. A veces me agobio, pero nunca me obsesiono. Es curioso, nunca había sentido la necesidad de saber si realmente me obsesionaba por las personas, las cosas, las causas..., pero de repente sí que ha surgido la necesidad de no agobiarme por las personas, las cosas y las causas.

No me obsesiono, no voy a agobiarme y en cambio, voy a seguir sintiendo, queriendo, deseando y sobre todo, admirando la capacidad de poder transmitir lo que se siente, se quiere, se desea y se admira. Así que, continuando con lo que dejé colgado en agosto, incluyo una preciosa canción de un cantautor que siente, quiere, desea y yo admiro. Dedicada al cielo azul, a los ojos azules y a los paseos azules (como siempre la letra, esta vez en catalá y en castellano).