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Pero antes, una canción de hace muchos años que cuando éramos adolescentes (que también lo fuimos) la utilizábamos para arrimar cuerpecitos y experimentar sensaciones; como la adolescencia se pasó y como con el tiempo mejoramos, como los vinos, os pongo una versión algo "diferente". Eso sí, os invito a recordar aquellos momentos mágicos de nuevos descubrimientos, de malicia en la inocencia y sobre todo, de sensaciones maravillosas.
¿Os parece patético? A mí, me parece entrañable. Ese ánimo, esa fuerza cantando, ese saber estar del tipo que toca el bajo..., creo que Velázquez no hubiera podido pintar con tanto realismo esa escena (¿no os recuerda al cuadro de las Meninas?).
En fin, el regreso de las vacaciones tampoco es para echar cohetes. Si lees la prensa o escuchas los informativos, seguimos igual que antes del verano o quizás peor. Guerras por aquí, mejor dicho... guerras por allá. Es verdad, ¿no sé por qué las guerras siempre son por allá? El mundo está mal repartido. Otra mujer más, muerta víctima de la violencia doméstica; perdonad, esto sí que no lo aguanto..., asesinada por un mal nacido que no se quitó la vida antes de quitársela a otra persona, y es que las cosas se hacen al revés. Bueno, después de este desahogo... continúo.
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También hay otros aspectos positivos, volvemos de las vacaciones y nos encontramos con dos "Días internacionales" de aupa; el día 30 de agosto, es el "Día Internacional de solidaridad con el detenido y desaparecido", aunque en otros lados se dice el "Día Internacional de los desaparecidos", y el día 31 de agosto es el "Día Internacional de la Solidaridad".
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No voy a decir nada sobre lo que pienso cuando soy consciente de estos "días internacionales", ... no, no lo voy a decir. Os recuerdo que el 9 de agosto fue el "Día Internacional de los Pueblos indígenas", que el 10 de diciembre será el "Día Internacional de los Derechos Humanos" y el 12 de ese mismo mes, el "Día Internacional para la Tolerancia". Bueno, sólo que lo penséis, porque en un día no da tiempo de mucho más.
Vais a perdonarme porque voy a ir a algo mucho más cercano, más mundano (según se mire) y más relativo (según se quiera vivir). Hace muy poco han fallecido dos personas conocidas, cada uno de una actividad diferente (una, intelectual y la otra, deportiva). Una de las personas de edad avanzada (si es políticamente correcto decir esto) y otra, joven. La primera con toda una vida de "partos literarios", la segunda con todo un futuro por hacer. A estas alturas supongo que ya sabéis que me refiero a
Paco Umbral, escritor, y a Antonio Puerta, jugador del Sevilla. No voy a caer en el comentario demagógico, pero real, de que todos los días mueren millones de personas desconocidas, menores, mayores...; no voy a caer en la descalificación fácil de que uno era un impresentable, para muy pocos, y el otro... un jugador de fútbol que vivía de dar patadas a un balón. Voy a entrar solamente en lo que en mí han "despertado" estas muertes. La muerte de Umbral me ha dejado triste porque ha muerto un hombre que me había entretenido muchas veces, con sus escritos, sus comentarios, sus "tonterías", sus "verdades"... La muerte de Puerta me ha hundido en la desesperanza y me ha levantado la pasión; desesperanza porque a veces ocurren cosas que no eres capaz de predecir, de imaginar, de combatir; pasión porque me ha vuelto a redescubrir que las personas sentimos, nos emocionamos, nos unimos en un punto a pesar de diferencias, nos movilizamos y sobre todo, nos enfervorizamos por aquello en lo que creemos.
No voy a ocultar que la ciudad de Sevilla es una de mis pasiones (después de Donosti-San Sebastián), que Andalucía es una de mis admiraciones y que el fútbol, es una de las razones por las que sufro (siento, humildemente, romper mitos sobre mí); no voy a ocultar que estos días he llorado con lo que ha pasado, con lo que he visto y con el final del verano.
Umbral y Puerta, Puerta y Umbral, dos palabras con significados muy cercanos; que la paz y la felicidad os tenga a su lado. En recuerdo de muchos sentimientos encontrados.