jueves, 16 de agosto de 2007

De la admiración a la tristeza

El 22 de julio de 2007, hace ya casi un mes, falleció Ulrich Mühe, un gran actor y un gran hombre. Poco antes de su fallecimiento, estuve viendo la película "La vida de los otros" en la que este gran hombre-actor interpretaba uno de sus más estelares papeles.

Hace casi un mes de esto y también hace casi un mes que no escribo nada en el blog. No voy a poner escusas, estoy de vacaciones pero esta no ha sido la razón de mi escasa producción narrativa. Al día siguiente de la muerte de Ulrich Mühe quise ponerme a escribir, pero no fue posible; estaba bloqueado y la razón es que pocos días antes había visto la película que he comentado, al conocer la noticia del fallecimiento del actor tuve un sentimiento muy extraño. He de reconocer que su interpretación me impresionó, y también la película; volví a verla y estuve toda la película, esta segunda vez, mirando de una manera especial el papelón del señor Mühe.



Así que en poco menos de una semana, pasé de la admiración a la tristeza; pasé de admirar a un gran actor, a la tristeza de su muerte. Pero lo que esta película refleja también descubre más pasos de la admiración a la tristeza en diferentes etapas de mi vida. Aquellas en las que después de admirar un sistema político que se "vendía" como una utopía, descubríamos sus grandes agujeros y sus imperdonables fallos y así, caíamos de nuevo en la tristeza de haber vivido la falsedad de un montaje. Pero de eso vivimos en aquellos años, de creer en utopías y descubrir engaños; de creer en la igualdad y en la justicia, y descubrir la desigualdad oficial y la injusticia total; de creer en la libertad, con letras grandes, y descubrir el totalitarismo "democrático"; de creer en la admiración y descubrir la tristeza. Pero a pesar de los varapalos, seguimos todavía creyendo en la ilusión, la utopía, la justicia, la igualdad...,

Casi me resulta curioso que, a pesar de todas las frustraciones ideológicas que hemos padecido mis congéneres y yo, sigamos viviendo y luchando por esas cosas que creemos (no sé si de manera insolente); está claro que aquellas personas que siempre hemos estado comprometidos con causas perdidas (reconociéndolo humildemente), tenemos alguna carencia existencial que nos lleva a seguir siendo "imbécilmente" creyentes. Claro que esto se puede deber a la educación "católica-occidental" que hemos recibido y a la necesidad de ganarnos, o creer que nos ganamos, el perdón (por no sé qué pecado original) y el paraíso eterno.

Bueno, terminaré con un canto a la utopía, a lo posible y sobretodo, a lo colorido. También incluyo al final (como lo hice la otra vez) la letra de la canción, aunque esta vez es la traducción para que todos sepamos lo que queremos o quiero decir. Besos y abrazos utópicos y esperanzados, para todos y todas.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Quiza el día que hagan peliculas de esta tematica ambientadas en paises centro y sudamericanos se nos caigan mas prejuicios positivos acerca de otros gobiernos "dictatoriales". Lo bueno que esto tiene es que refuerza la idea de igualdad, somos todos iguales de imperfectos, egoistas, soñadores, humanos en una palabra.
¿por que luchamos por causas q de entrada considemos perdidas? ..., quiza porque otras causas mas cercanas, posibles y nuestras nos causan muchas mas ansiedad y miedo, empezando por la principal causa: nuestra persona.
Preciosa canción.

Anónimo dijo...

Ella está en el horizonte.Me acerco dos pasos,ella se aleja dos pasos.Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá.Por mucho que yo camine,nunca la alcanzaré.¿PARA QUE SIRVE LA ÚTOPIA?Para eso sirve:PARA CAMINAR. Eduardo Galeano.