jueves, 26 de junio de 2008

Para... desear

Cuando acabe la entrada de hoy, como va siendo costumbre aunque no se ha convertido en costumbre, aparecerá un enlace con una de las canciones que más me impresionan (también va siendo costumbre que ponga eso de la mayoría de las canciones que os invito a escuchar y a cantar); esta canción tiene como título un nombre propio y quizás, seguro, es lo único que no es acertado, en mi caso, de todo lo que canta.

Me da por escribir esto en uno de esos momentos especiales que solo tú sabes cuándo los vives o cuándo los descubres; para cada persona, sus momentos especiales vienen definidos por sucesos, por encuentros, por descubrimientos, por personas, por... En mi caso, mi momento especial, como casi siempre, viene definido por emociones, por sentimientos o por sensaciones.

Tengo claro que, las personas que me conocen, ya se estarán imaginando las razones por las que estoy viviendo un momento especial. ¡Estará enamorado!, dirán unos; ¡estará metido en algún proyecto nuevo!, dirán otros; ¡y a mí que narices me importa!, dirán los más inteligentes. También tengo claro que, las personas que me quieren y desean lo mejor para mí, estarán convencidas que los momentos que esté viviendo lo estaré haciendo con toda sinceridad y con toda la entrega, ¡porque siempre lo hace así!, dirán.

Pero la verdad, no se si debo dedicar mucho más tiempo a pensar lo que otros piensan sobre lo que yo pienso... o siento (como podéis ver, hoy estoy muy ingenioso... como casi siempre). Os voy a confesar que no quiero dedicarme hoy a pensar, ni a sentir (porque a eso uno no se puede dedicar, simplemente siente), me voy a dedicar a desear.

Desear el pensamiento, desear el sentimiento, desear la entrega, desear el compromiso, desear el deseo..., todo eso es lo que quiero. Una de las palabras con más significado y con más fuerza de las que existen: DESEO. Uno puede sentirse empequeñecido ante la grandeza de su significado, de sus posibilidades, pero uno se siente animado ante todas las consecuencias que supone ponerla en práctica.

Lo que a mí me importa es tener claro cómo enfocar mi deseo y eso, lo tengo claro; he de añadir que mi deseo es claro, azul, brillante y fresco (este mensaje subliminal para la persona que sabe lo que esto significa); y si tengo que plasmar en una frase cuál es mi mayor deseo, este es: ser capaz de cumplir mis deseos.

Ya sé que no hace falta ser muy inteligente, ni listo, para decir que lo que hoy escribo parece que no dice nada, una vez más, pero el que tenga un deseo que focalice en él toda su fuerza y sabrá lo que hoy quiero decir.

Esta mañana, después de una conversación sobre emociones, frustraciones, deseos y sexo, quiero acabar dejando un regalo para todas aquellas personas que sienten, aman, desean, buscan y en especial, para aquella persona que concentra todo lo que yo deseo, y el que quiera elucubrar... que elucubre.


viernes, 20 de junio de 2008

De golpe... el calor

Cada uno es cada uno y cada una es cada una (para ser políticamente correcto, como dicen algunos o algunas, aunque yo no lo tengo tan claro) lo complicado, a veces, es aceptar las propias limitaciones que cada uno (o cada una) tiene.

Os decía el otro día o lo dejaba entrever, que me gustaban los días azules, claros y frescos, y de repente me encuentro con mañanas azules, claras y calurosas; lo siento, lo he de reconocer, el calor me agobia, me aplana, me limita y eso... no lo llevo con paciencia.

Algo que me gusta y que además se aproxima al concepto de calor o caluroso, es todo aquello que sea ardiente, apasionado, entregado... Así, la solidaridad, el compromiso, la lucha, la defensa de la libertad, de la igualdad, el Amor..., todo ello lo deseo, busco, procuro..., ardiente, apasionado, entregado. Encontrar, alcanzar y animar la complicidad es uno de los logros más gratificantes que la vida puede poner delante de uno.

Pero que sería de todo ello, de ser ardiente, apasionado, entregado y de vivir la complicidad, si no va acompañado de la ternura, la sensibilidad, el respeto y la comprensión; claramente, me gusta vivir pero cuidando la vida.

Suenan bien todas estas palabras, pero de repente... el calor llega de golpe y corres el peligro de derretirte como un helado que ha caído sobre la acera de una tarde de verano, en Zaragoza.

Conviene buscar la sombra, la mano cómplice que con unos de esos abanicos que colecciona, te da frescor; descubrir esa sombra, conocer esa sombra, es una de las ocupaciones que me resulta más atractiva en estos días de calor zaragozano.

Hoy, un pensamiento para la sombra que quiero conocer y que abanica mi complicidad; os deseo que descubráis esas sombras que refrescarán vuestra vida y también os regalo un poco de frescor azul, brillante, claro, de Zaragoza.

Por cierto, en esta corriente musical y de karaoke (aunque me dé vergüenza) que me va acompañando, un brindis a la complicidad.




miércoles, 4 de junio de 2008

Somos mucho más que dos.

Hoy ha amanecido azul, brillante y claro; el cielo azul de Zaragoza es uno de los espectáculos que más me gusta contemplar. Por la mañana, ese azul "positivo" y el aire fresco me invitan a bajar andando a mi trabajo.

Con auriculares y escuchando música de hace ya algunos años, melódica pero con mucha vida, encamino mis pasos desde la parte alta de la ciudad hasta la parte baja, junto al Ebro. Dejo volar sensaciones y sentimientos, y me pregunto cuál de todos ellos saldrá airoso del barullo de coches, bocinas, sirenas e ideas.

Sobre todos mis sentimientos, por encima de todos los ruidos, una sola imagen sale victoriosa, eleva su fuerza sobre todo lo demás y de repente, sin pretenderlo, coincide con el comienzo de una canción que ha sido y es el reflejo de lo que de mi interior brota.

Cada persona, cada oyente o cada leyente de estas palabras, que saque sus conclusiones; cada cual busque lo que le interesa o le gusta: la música, la letra, las imágenes, lo que quiere decir o lo que quiere sentir. Yo sé y alguien sabe, el porqué de esta canción en este momento, en este lugar, en esta mañana azul y fresca, bonita y provocativa.


Bueno, comprometeros, disfrutad y ser fieles a lo que el corazón os diga.